Sábado 25 de junio.
Viernes de mucho calor, compromiso de no poder romper, saldremos mañana y nos achicharraremos. Llenado de nevera y congelador de agua, zumitos, gorra super, a imagen y semejanza de la que tiene Super-Carlitos, etc.
Me levanto tempranito, enciendo el móvil y veo una llamada perdida. Como lo de este cacharro no lo llevo bien, dudo la hora y el día de la llamada a pesar de indicarlo, pero siempre la misma pregunta, ¿no se equivocará?. Después de tomarme la leche y la magdalena, me llama Jesús, ¿problemas?, para comentarme que va a llegar un poco más tarde porque se le ha roto el coche. Al final, como salíamos varios compañeros de Vecindario, me llevó Kiko.
El día en Telde estaba fresquito, hasta el punto que volví para coger el cortavientos. Llegada la tropa, y embarcada la bicicleta, Kiko, Raúl, Iruyalo y Jesús, emprendimos el camino hacia el Roque Nublo por Cazadores. Infinidad de curvas y unas cuestas de las que te hace soplar. Los recuerdos se vienen a la mente porque, aunque sea por carretera, es una ruta que he realizado en algunas ocasiones. !Por aquí paraba a a descansar¡, ¡Aquí le pregunté cuánto me quedaba para llegar!, ¿¡aquí tomaba café!, etc.
Clareaba el día, cielo azul y amenazante, pero apesar de todo, el termómetro del coche marcaba una temperatura inusual, 10º. ¿Pero cómo es posible, si ayer llegamos a los 35º?.
Llegamos a los aparcamientos de Roque Nublo, ni un alma, sólo esos pájaros negros de alas anchas, que recuerdan la primera vez que los ví de camino a santiago. ¿Por qué será que determinadas cosas las asocio con un echo anterior?, ¿será la edad?. Bajamos las bicicletas, montamos las ruedas, encendimos el GPS, cámaras de vídeo, y esperamos a los compañeros de Ingenio. Llegaron a los pocos minutos de estar nosotros allí.
¿Bueno, nos vamos?, respuestas unánime, vamos que el día pinta caluroso. Todos en sus monturas, nos dirigimos al Pico de Las Nieves, por carretera, en principio. Sube y sube y sube, pero como es habitual, con pedalada suave y mirando al frente, llego al fin del mundo. Cerca de los LLanos de la Pez, el compañero Kiko sugirió tomar una pista forestal, desviándonos del plan previsto. Asentimos, mejor que la carretera. Esta zona la conozco un poco, ya que la hice a pié y la idea de coger la pista forestal me gustaba, porque cuando la hice el GPS me llevó campo a través hasta el Pico, cosa que recuerdo, muy dura, por lo escarpado del terreno y que no era ni camino y na da na. La pista en principio era carretera estrecha y después pista, en buen estado. Nos llevó nuevamente a la carretera y continuamos hasta llegar al Pico de Las Nieves, justo donde se encuentra la autocaravana dedica a la venta de "todo un poco", ¡chino canario!.
Compramos algo, plátano, pastel de almendras, fotos de rigor y 'pa bajo'. El camino se encuentra justo al lado de la furgoneta-tienda.
Comienza y avistamos lo que sería la constante durante toda la ruta. Camino estrecho, entre pinos y bajándonos de la bicicleta más de la cuenta, salvo para algunos compañeros que tienen mucha técnica. Hubo algunos pinchazos.
Pero el top 10 de las bajadas, es cuando pasamos los Llanos de la Pez y comenzamos la bajada de la Plata. Camino empedrado donde un error puede suponer caer al precipio. Curvas tan cerradas que había que bajarse de la bicicleta. Tan empinada que el flequillo daba con la rueda delantera. El olor a zapata quemada circulaba por el ambiente. Vamos, no apto, para ninguno biker ya que un error, por leve que sea pueda tener graves consecuencias. No debería haber ido, ya que este camino lo conocía y sabía de la peligrosidad que tenía. Si bien de ahí para atrás se puede decir que el camino es apto para la bici en un 30%, esta bajada no es apta en absoluto y al ser bastante larga se hace insoportable hacerla tirando de la bici.
Llegamos al final del camino sobre las 11'30 horas, y el calor estaba casi en su culmen. Parada para reflexionar si seguíamos hacia la presa, pero la decisión fue unánime, visto el calor que hacía y en previsión de lo que nos quedaba de ruta, toda ella en constante subida y algunas de ellas bastantes duras, decidimos volver.
Tomamos la carretera en dirección Ayacata. Constante subida, pero con ritmo se sube bien. Llegamos y paramos en un bar de dos señoras, mayores, muy mayores, hermanas que por su forma de dirigirse una a otra, deben estar cansadas de vivir juntas. Pedimos refrescos, agua, etc. Tomaban su tiempo para servirnos y cuando le pedí si tenían café, me dijeron que si. Pero yo no veía la cafetera por ninguna parte. En previsión de que no quería que me diese la noche, y por lo que tardaron en servir el resto, me dirijo a una de ellas y le digo: ¿Señora no lo tendrá echo y me lo sirve frío?. Si claro. Pues nada me lo sirve así. Menos mal, tardó una eternidad o eso me lo pareció.
Continuamos el camino, eso si, sabiendo que era muy duro. Una fuerte pendiente de unos 3 km. apróximados. Nada, pues cuando no pueda, pies a tierra. El calor ya era sofocante, pero con ritmo llegó y traslado de vuelta a Telde.
Una compañía excelente. ¿Existen biker's chungos?. Yo aún no me los he encontrado. Que alegría y bello es esto. Sigo teniendo 20 años.
Besos y un fuerte abrazo.
esto es una prueba maricvi
ResponderEliminarMuy buena publicacion Fernando si señor, da gusto leer lo que escribes.
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