miércoles, 21 de diciembre de 2011

Feliz navidad biker's.

muchas pedaladas dadas

muchas pedaladas por dar

muchos instantes inolvidables

muchos instantes por vivir.

Desde Canarias os deseo una feliz navidad y un venturoso 2012 con muchos kilometros por recorrer y muchos momentos por ........... vivir.

un fuerte abrazo

martes, 20 de diciembre de 2011

Desde que compré la bicicleta, hace unos cuatro años, esta venía montada con unos frenos fórmula oro 18k, los cuales no han dejado ni un día de rozarme con los discos. En estos años he leído de todo. Infinidad de usuarios se quejan de estos frenos, por sus roces, en los que es más habitual (siempre) que en otras marcas.

Antes de tirarlos a la basura, un último intento. Hace unos meses me compré la herramienta de Parktool (http://www.parktool.com/product/hydraulic-piston-press-pp-1). Pero nada de nada, estos frenos han nacido ……..

Pero el problema persiste y la herramienta tantos en los Fórmula como en los Avid Juice Five no le veo mucha utilidad. Veintiún euros a la basura junto con los frenos.

Creo que es más útil la “herramienta-apaño” que he inventado para que los pistones vayan a su sitio. Es un sargento comprado en una tienda de manualidades que me ha costado 2.80.-€. Como la pata externa de la U sobresalía por el interior de la pinza de freno la he cortado unos milímetros y he lijado ese lado para que las pinzas no sufran daño alguno. Al tornillo que gira y hace presión le he pegado un trozo de goma para que no ralle la pinza. La goma no se de que es pero quedaría mejor si le ponemos una goma de los que llevan los bastones.

Un saludos y espero que le sirva.

martes, 29 de noviembre de 2011

Cambio de aceite horquilla

Cambio de aceite horquilla Fox Float RL 32 140 mm. (Mi primer cambio)
No voy a lanzar un rollo de como he cambiado el aceite de mi horquilla Fox, sino voy a explicar los errores cometidos. Como se hace lo pueden ver en estos enlaces que lo explican muy bien.

Vídeo 1:

http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=VstQX3ICbJg

Vídeo 2:

http://www.youtube.com/watch?v=FU3r3tGbn2I&feature=related

En primer lugar compré las juntas en una tienda de bicicletas en Las Palmas (Specialized). Después de patearme infinidad de tiendas de repuestos industriales, no encontré las dichosas juntas y tuve que pagar los 27 euros por dos juntas de goma y dos esponjitas.

Monté la horquilla en la burra en posición vertical para no manchar el suelo de aceite al extraer las barras. Una vez quitados los dos tornillos negros que vienen en la parte inferior de la horquilla los golpeamos y las barras deberían salir.

Pues bien, a mi me no me salía ninguna de las barras. Como era la primera vez, los nervios se apoderaron de mí. Empecé por quitar la rosca superior donde va el aire. Al primer golpe la barra se aflojó. Entonces pensé que si quitando el bloqueo, me saldría igual. No había manera.

Después de consultar y preguntar, la conclusión fue que había que seguir dando golpecitos. Y así fue. Golpecito a golpecito, hasta que las dos barras salieron. (Foto 1).

Primer error: no hay que quitar nada, salvo los dos tornillos negros de la parte inferior de la horquilla y golpecitos y más golpecitos.

Una vez extraídas las barras hay que quitar las juntas. En Bikezonatv.com las quitan con un destornillador de pala ancha introduciéndolo en su interior. Yo lo único que conseguí fue romper una. La otra la quité como indica el vídeo.

Limpieza de todo, y rellenar de aceite. Los 160 mm (pata de bloqueo) más los 30 mm (pata donde va el aire). En mi caso, más 5 mm del cartucho de aire.

El aceite que le puesto es un SAE 7.5 de Motorex (comprado en la tienda Valsebike del Cruce de Melenara). Eso de ponerle el mismo aceite de la casa y pasar por taquilla no me mola con lo que busqué un aceite que tuviese el mismo SAE. ¡Bastante me clavaron con las esponjitas y las gomitas!.

Ojo. El cartucho de aire lleva sólo 5 mm de Foat Fluid, que tampoco estaba dispuesto a pagar. Con lo que buceando por Internet hablan que es un SAE 80.

Eché el aceite y monte todo. No me bloqueaba. Monta y desmonta otra vez y nada. El problema se solucionó simplemente abriendo el rebote (dial rojo) en su posición máxima y comprimiendo la horquilla una 15 veces, hasta la fecha.

Tened cuidado si quitáis el dial azul de bloqueo que lleva tres bolitas diminutas y se pueden perder.

Como siempre, si tenéis alguna duda, un correo y si conoces una lugar donde no te claven por un par de juntas y dos esponjitas me lo dices. Gracias.

saludos


Fudenas 2.011, 29 - 30 de octubre (El reto de la satisfacción)

Se acercaban las fechas de esta prueba, para mi la primera y como en todas las pruebas, sean de competición o de paseo, escuchas comentarios de si estrenas mucho o poco. Yo, las últimas semanas estaba bajo, bajo. Me montaba en la estática por no bajar las escaleras con la bicicleta a cuestas.
Pero llegó el día 27, recogida de la bicicleta. Vino el amigo Isidoro para cargarla en el furgón y así a la mañana siguiente recogerme a las 5'30 y tirar para el puerto. Noche que obviamente, tanto yo como muchos otros no dormiríamos por el efecto del nerviosismo.

Día 28. Primeras sensaciones de la cuenta atrás, camino de la dársena del puerto. Ciclista con mochilas a las espaldas con sus resplandecientes luces rojas parpadeantes. Cada vez más numerosos. A la llegada al barco, el número se hace infinito, imposible determinar cuantos.

El embarque fue bastante rápido. Ya en el interior, caras sonrientes, cascos colgados de sus mochilas, esterillas, etc. Ambiente festivo, saludos a compañeros que coincidimos en algunas rutas, presentaciones de otros. El ambiente tenía “un olor muy especial”, incluso el rostro del amigo Serini.

Después de la algarabía de la travesía, tocaba bajar la marea de bicicletas hasta situarlas al lado de las furgonetas que habían dispuesto los militares para desplazarlas hasta Corralejo.

Fue un poco caótica, bastante mejorable. Pero analizando la organización desde ese momento hasta el domingo, en meta, excelente. Mirémoslas en su conjunto.

Alquilamos un coche para desplazarnos hasta Corralejo, pasando antes por Puerto del Rosario a retirar los dorsales. Cuando llegamos a las 13’30 horas, (a pesar que Isidoro le dio una caña al coche de mil demonios, ¡yo no me subo más con él!) estaba cerrado (o eso nos dijeron – hora del almuerzo-). Pues nada, a almorzar, restaurante recomendado por uniformado, al que pudimos darle las gracias por lo acertado y por el precio del menú. Vuelta a las 16 horas, retirada de los dorsales e igual de “follaos” para Corralejo.
Complejo bien y al lado de la salida (Baku). En sus pasillos, había un traqueteo de ciclista tirando de maletas y algunos con sus bicicletas. La cena buena y el desayuno bien. Precio muy interesante, 22 euros, alojamiento y media pensión. Gracias Boro.

Si al llegar a Morro Jable había una marea de ciclista, ni os cuento en el punto de salida. Supuestamente mil doscientos y algo. Para mi, que sólo había estado rodeado de 40 ciclistas en una macroquedada allá por febrero, me parecía una manifestación. Los pelos aún continúan poniéndose como escarpias. Bicicletas buenas, bonitas y baratas y “baratas, bonitas y buenas”. De todo. Cuando retransmiten una vuelta, a la caravana de ciclista les denominan los locutores serpiente multicolor. Pues aquí habría que decir que había un nido de boas, de muchos, de millones de colores.

Día 29. Dejamos el apartamento y nos dirigimos a la salida. Entregamos las mochilas a la organización para que nos la llevasen hasta Antigua. Firmas y recogimos la bicicleta. Le puse el dorsal, el 137. Los nervios a flor de piel, pensamientos que se entrecruzan. ¡Habré entrenado para no sufrir!, ¡llevaré la suficiente agua!.

Pero ya todo queda atrás, y el momento cada vez esta más cerca. Escho corredores (carrera) vayan acercándose a la salida. Todavía me quedaban 30 minutos. Doy un par de vueltas y me fumo un cigarrito ¡maldito vicio que me lo repito una y otras vez, y que me lo reptaría en las escasas pendientes de la isla majorera!.

Escucho por megafonía que ya es mi hora. Nos dirigimos Isidoro, Loreto y yo a la salida. Decidimos salir de los últimos para evitar los temidos percances de salidas multitudinarias. Salida con cánticos de familiares y amigos de los participantes, ¡ánimo!, ¡campeón!, ¡fotos!, etc. Salida de Corralejo, neutralizada, hasta llegar a la entrada de un camino. Bocinazo y a pedalear. Pronto perdí de vista a Isidoro y Loreto. Iba nervioso por evitar a los compañeros y por evitar los bidones de agua tirados en el suelo. Bueno no sólo había bidones, sino también gafas, calas, bombas, etc.

Aquí viene lo que decía anteriormente que era un error salir de los últimos. Cada ciento de metros me tenía que bajar de la bicicleta porque a la menor dificultad, si el primero paraba el resto corríamos la misma suerte, descabalgar de la bicicleta. Calculo que los primeros cinco kilómetros fueron así hasta que le imprimí un poco de velocidad a los pedales.

Unos kilómetros más adelante, cuando aún la serpiente era larga y los enseres de los ciclistas se podían ver tirados por los suelos, un accidente. Creo que el mismo se produjo al pisar algún bote de agua. El resto de la ruta, los accidentes típicos, pinchazos, incluido el mío. Claro no se puede llevar la cubierta como el papel de fumar.

Los minutos, al igual que los kilómetros iban pasando. No veía donde poder tomar el cafecito. Pero llegó el momento. Curva con olor a lomo. Preguntas y miradas, ¡que buen olor!. Miradas atrás, pero al final, bueno espero que el próximo bar no se encuentre muy lejos. Pero en Fuerteventura las distancias, o mejor dicho, los pueblos, o los bares, en esa zona no están precisamente uno al lado de otro. Así fue, nada más avistar a los lejos el bar, me dije, ¡quillo! ahí hay que parar. Cafecito bien cargadito y ver pasar a los compis.

De nuevo con la cafeína en el estómago, las pedaladas se hicieron más cómodas hasta llegar a Antigua. El camino fenomenal, y llegada sobre las 13.30 horas. Firma en meta, aparco la bicicleta, no sin antes mirar en que lugar, por eso de que me la vayan a rallar. Retirada de la mochila y directo al pabellón donde dormiríamos esa noche. Ducha y a comer. El ambiente en la carpa era espléndido, saludos, chistes, etc.

Por la tarde, vuelta por el recinto y comentar la ruta con otros compañeros. Conociendo a gente y hablando de los problemas mecánicos que habían tenido. Entretenida. La cena igual de bien que el almuerzo, con el aliciente que nos pasaron un vídeo de Fudenas realizadas en años anteriores.
Directo a la piltra con la esperanza de dormir algo. Y bien que dormí, aunque fuese en el suelo, hasta las 5 de la mañana. Y no se si me desperté porque a esa hora ya había murmullo en la cancha o bien porque ya había dormido lo suficiente. Hasta las siete que tocaron diana, fueron eso, murmullos, gente mandando callar, etc. La diana estuvo emocionante. Arrancó fuertes aplausos entre los compañeros.

Día 30. Después del desayuno, también excelente, tocaba preparar todo, la mochila, mirar la bici y “preguntarle a ella que tal había dormido”. Me pidió aceite para su cadena y como en ese momento llegaba una furgoneta de mantenimiento y reparación, me hicieron el favor de echarle un poco de aceite, excelente por el servicio y por que no me cobraron un duro. Muchas Gracias.

Este día no quería sufrir lo de ayer, salir el último no me convenció, con lo que antes que casi todo el mundo, estaba en la salida. A estas alturas, sólo se veía caras de velocidad. Cuando sonó la bocina, daban pedales con muchas ganas, incluido yo. Me encontraba bien. Los primeros kilómetros llevaba una cadencia que no era la mía pero ya estaba un poco alejado del mogollón con lo que no tendría el mismo problema que ayer que continuamente me tenía que bajar de la bici.

Recuerdo que al llegar al primer avituallamiento, el medio plátano me sentó de maravilla. Tanto que ahora si me sentía un ‘Contador’. Todo el camino tirando y tirando. En las bajadas a saco, eso sí, mirando a izquierda y derechas, que nadie se pegase a mi culo.

El subidón vino cuando estaba tomando café y ¡cigarrito! . Veo pasar a compis de rutas, que sábado tras sábado me dan caña. Pues nada, con la paciencia de Sancho Panza, me vuelvo a subir a la bici, y “p’alante”. Y si, este día es mi día. Los vuelvo a coger, incluso a algún pro. En fin, hoy es mi día o ellos durmieron muy mal. Imagino que será esto último.

Llega a Morro Jable enterito, sin mucho cansancio y con un gran sabor de boca. Firma y ducha.

Gracias Loren, Serini e Isidoro por vuestra compañía.

El año que viene, espero participar en este gran encuentro.

Nota: No entiendo como nos jactamos durante todo el año que los ciclistas de montaña no destrozamos, cuidamos el medio ambiente, ect. Increíble la cantidad de botellas de agua, restos de naranja, plátano, ect, había en el suelo.
Espero que la organización tome nota, y el próximo año sea motivo de descalificación el tirar objetos, de cualquier tipo, bien sea en carrera o en ruta, como indica el reglamento de otros eventos de similares características que he podido ver por Internet.

lunes, 29 de agosto de 2011

Sábado y Domingo “dos días”.

27 y 28 de agosto.

 Fin de semana, dos días, horas de pedaladas, entre tráfico y la soledad en un mar de plástico.

De nuevo he vuelto a encontrar a “peregrina”.

Tiene el sabor de la fiel compañera,
ésa que le pulsas cualquier parte su cuerpo y responde suavemente.
Busca el destino como gaviotas el mar,
discurre por el asfalto acariciándolo
susurrando a las blancas líneas.

Kilómetros de pedaladas, con el único sabor amargo del “tonto del día”. Ese que te saca de tu pensamiento y horizonte.

Cuarenta y seis millas de calma, sin tensión, huido de la vida, solo, un todo, hueso y aluminio. Pasar sin ser visto, detenido por la mirada perdida de alguna ave.

Cuando la incertidumbre me invadía sobre que dirección tomar, encuentro con un gran amigo, Mario. Quillo, picha, como estás. ¿De dónde vienes y a donde vas?.

Continuamos juntos hasta la finalización del cemento apilado, donde nos despedimos no sin antes quedar hasta dentro de unas hora vía teléfono.

Continué con mis cosas, pero no con la intención de acercar -el todo- hasta la villa pesquera de Agaete, como pretendía. Lo dejamos para otro sábado. Llegué al primer avituallamiento y unas palabras con seres desconocidos, café, sandwich y la cuenta. Forma parte también del todo, claro, conciso, entendible, …, en fin, economía, del “solo–todo”.

Regreso a casa por la misma senda, por el mismo negro asfalto, guiado por blancas líneas a las que mi peregrina ha saludado en otras ocasiones.

Otro cafecito en un mar de cajas multicolores, elásticos y casilleros. Pienso que algo tiene en común la CyT con mi peregrina; recorrer, si recorrer pueblos, ciudades; llegar, si llegar a todos lados; conocer, si conocer a gente.

Llegada a mediodía, ducha y cerveza, y vuelta a ser quien soy huesos sin metal.

El domingo, eso, paseo por mar de plásticos, pero la crónica vendrá en otro momento.

Un fuerte abrazo

domingo, 21 de agosto de 2011

Mi particular “Subida al Cuevita 2.011 – Artenara”

21 de agosto.

Mi primera cicloturista. Dormí unas pocas horas, bien por la siesta o bien por los nervios, de eso, mi primera ciclo.
Mario llegó sobre las 06’30 y tomamos dirección  Las Palmas. Previo a la recogida de los dorsales, un cafecito, como es habitual. Serían sobre las 7’30 y nos encontrábamos en el Auditorio los montadores de las carpas y nosotros. Me tocó el número dos y a Mario el tres. Imagino que el compañero Boro le tocó el uno.
Comenzaron a llegar con cuentagotas, las flamantes bicicletas de carretera, coloridos mallots y relucientes zapatillas.
Pronto llegaron los conocidos y comenzaron las bromas sobre mi querida y amada bicicleta “peregrina”.  Cargada con sus alforjas, tonel de agua, comida para un par de días, barritas varias, aspirinas, ect. No sé si pesaban más cuando hice el camino u hoy.
Sobre las nueve dieron el toque de llamada para la salida. Tomamos dirección a la Granja Agrícola situada en Arucas.  Observaba como la serpiente multicolor se alargaba cada vez más a la vez que escuché alguna queja de la Guardia Civil.
Mis primeras impresiones eran que se llevaba un ritmo demasiado fuerte para mi estado de forma. Conocedor de estos primeros kilómetros, sabía que no les podía seguir, así que plato pequeño y corono grande, y para arriba. En la primera cuesta ya vi como uno se quedaba. Llevaba pegada en el culo a la ambulancia y no sabía cómo decirles que tiraran para adelante, hasta que llegó el compañero César, que si bien no le conozco debe ser de la Federación o conocido en este mundillo, indicándoles que tiraran para arriba que él se quedaba conmigo. Estuvimos charlando durante un buen rato.  Cambiamos impresiones de rutas realizadas en la Península y de platos y piñones de la bicicleta. Su grata compañía duró hasta el Balcón de Zamora a pesar de indicarle en repetidas ocasiones que tirara para adelante sin ningún problema que yo llevaba mi ritmo.
Llegamos al Balcón de Zamora, el cuentakilómetros marcaba 26. Imagino que el resto de ciclista llevaban un buen rato, porque justo fue llegar  y sonar el silbado de salida. Obvio, que el avituallamiento sólo quedaba agua, chocolatinas y algún refresco, suficiente para lo que yo necesitaba, ya que en las alforjas, como dije anteriormente iba surtido. Lo siento por César que no le dio tiempo a descansar, porque con mi ritmo seguro que llegó engarrotado. Aquí le dije que no se preocupase por mí, que a partir de Zamora yo seguiría mi ritmo y que se lo comunicase a la organización. Aún no sabía si llegaría a Artenara o tiraría hacia la Cruz de Tejeda o me daría la vuelta. Pues eso, comí algo de lo que llevaba, me tomé un cortado y cuando creí conveniente seguí mi ruta y mi ritmo.
En estos 26 km en muy pocas ocasiones habíamos dejado de ascender, y la ruta continuaba subiendo. Ahora con mi ritmo y sin preocuparme de nada ni de nadie, si me apetecía paraba, miraba, me refrescaba o continuaba. Así hasta llegar al cruce donde indicaba Artenara y Tejeda. Preferí seguir para la Cruz de Tejeda, aunque en kilómetros y subidas eran más, que hacia Artenara.
En la Cruz de Tejeda estaba sobre las 14 horas, con alguna molestia muscular sin mayores consecuencias, que eso, pequeña molestia que no me impidió seguir. Si bien, le di más importancia, ya que hasta el Pozo de las Nieves eran otros buenos kilómetros subiendo.
Comí en la Cruz de Tejeda un buen bocata que llevaba de casa con un refresquito que compré. Sobre las 14.30 emprendí de nuevo mi salida, sin prisa. Poco a poco iba devorando metros. Me encontré con algún ciclista que venía de la Cuevita. Charla de cortesía y otra vez sólo. Paradas bajo los árboles y agüita fresquita, tanto en la jorra como la buche.
Y por fin, el cartel que indica Pozo de Las Nieves.  Aquí se acaban las subidas. Mirada al cuentakilómetros y marcaba 48. Quien me lo iba a decir que cuando empecé con esto algún día sería capaz de subir, aunque sea a cuestas con la bicicleta, 48 kilómetros.
Después de tomarme otro refresquito, bien fresquito, todo bajada hasta mi casa. Aunque paré en Cazadores, para tomarme el último café de la jornada. Y con una inmensa satisfacción.
Al final el cuentakilómetros marcó 74 y 5’55 horas en movimiento.
Lo dicho, gran satisfacción, de volver a coger mi bicicleta con alforjas y dar pedales. Tener como testigo sólo el asfalto, el cielo y los árboles.
Nota. Saldría pesando unos 68 kilos y al final la báscula dio 65.5.
Un abrazo.

viernes, 5 de agosto de 2011

Por Telde y Vecindario

Miércoles y Jueves.

Llegó el día en que el amigo Mario tiene su bicicleta nueva. El día en el que se acabaron las expresiones, mariquita como bajáis, me duele hasta el pensamiento, en fin, numerosas expresiones que venían a decir que ganas tengo de tener una bicicleta con doble amortiguación para, como mínimo, llegar a la meta sin que me duela hasta el alma.

Y el día llegó, sólo hizo falta un poco de paciencia, un montón de e-mail enviados y mil y uno no respondidos. A veces internet no es la respuesta rápida a nuestros deseos.

Y el primer día, miércoles, salimos por Telde, desde el Parque de San Juan con destino a Carrizal. Ahora las palabras se tradujeron en, ¡que diferencia!, ¡como camina!, ¡comodísima! y otras palabras chinchosas, tales como ¡Mario no tires por ahí que se ensucia la bicicleta!, ¡Cobarde!. Palabras, que a bien seguro, le acompañarán durante algún tiempo, supongo hasta que nos acostumbremos a verlo con su nueva bicicleta o nos hartemos de decirle tonterías.

Pasamos por el Barranco de Telde, y nos dirigimos hacia Decahtlon, para ver una bomba de bicicleta. Después cogimos por el vial costero hasta llegar a Ikea y por la costa al Aeropuerto y Carrizal. Donde paramos a tomar un refresco y deleitarnos con las bromas de unos clientes con el chino.

La vuelta se hizo un poco durilla, por el viento. Pero claro, si no existiese, nos quejaríamos de la calor. Benditos vientos alíseos, que nos hace tener veranos e inviernos primaverales. De disfrutar en cualquier momento de nuestro placer, la bicicleta, aunque sea con brisa fuerte.

Ayer, Jueves, quedamos con Iruyalo, Adonis, Serini, Mario y yo. Salimos de la Karpa "Polideportivo de Vecindario". El viento soplaba fuerte, con lo que hacía presagiar una tarde durilla. Aunque cuando te invitan o quedas en esta zona para dar pedales, ya sabes que estas expuesto o mejor dicho, te encontrará con viento, viento fuerte en la mayor parte del año. Nos dirigimos a Doctoral y antes de llegar al Cruce de Aldea Blanca, tiramos por un camino en el que es frecuente encontrarte con camiones que trabajan en la machacadora, hormigonera o como se diga. Por la costa hasta Castillo del Romeral, con algunas zonas de piedras para probar la habilidad. Los parroquianos tumbados en la playa, envidia tener una casita justo, casi dentro del mar. Casas que probablemente fueron de sus bisabuelos, pescadores, en el que sacaban las redes y las dejaban en las puertas de sus casas.

De aquí llegamos casi al Aeroclub, siempre por caminos. Cruzamos la carretera, y por senderos hasta Bahía Feliz, donde continuamos hasta Sioux City. Altos del Sioux City, donde no se veía un alma.

Vuelta para Vecindario, con excelente tiempo, y siempre con la satisfacción de pasar un buen rato.

Saludos.