lunes, 29 de agosto de 2011

Sábado y Domingo “dos días”.

27 y 28 de agosto.

 Fin de semana, dos días, horas de pedaladas, entre tráfico y la soledad en un mar de plástico.

De nuevo he vuelto a encontrar a “peregrina”.

Tiene el sabor de la fiel compañera,
ésa que le pulsas cualquier parte su cuerpo y responde suavemente.
Busca el destino como gaviotas el mar,
discurre por el asfalto acariciándolo
susurrando a las blancas líneas.

Kilómetros de pedaladas, con el único sabor amargo del “tonto del día”. Ese que te saca de tu pensamiento y horizonte.

Cuarenta y seis millas de calma, sin tensión, huido de la vida, solo, un todo, hueso y aluminio. Pasar sin ser visto, detenido por la mirada perdida de alguna ave.

Cuando la incertidumbre me invadía sobre que dirección tomar, encuentro con un gran amigo, Mario. Quillo, picha, como estás. ¿De dónde vienes y a donde vas?.

Continuamos juntos hasta la finalización del cemento apilado, donde nos despedimos no sin antes quedar hasta dentro de unas hora vía teléfono.

Continué con mis cosas, pero no con la intención de acercar -el todo- hasta la villa pesquera de Agaete, como pretendía. Lo dejamos para otro sábado. Llegué al primer avituallamiento y unas palabras con seres desconocidos, café, sandwich y la cuenta. Forma parte también del todo, claro, conciso, entendible, …, en fin, economía, del “solo–todo”.

Regreso a casa por la misma senda, por el mismo negro asfalto, guiado por blancas líneas a las que mi peregrina ha saludado en otras ocasiones.

Otro cafecito en un mar de cajas multicolores, elásticos y casilleros. Pienso que algo tiene en común la CyT con mi peregrina; recorrer, si recorrer pueblos, ciudades; llegar, si llegar a todos lados; conocer, si conocer a gente.

Llegada a mediodía, ducha y cerveza, y vuelta a ser quien soy huesos sin metal.

El domingo, eso, paseo por mar de plásticos, pero la crónica vendrá en otro momento.

Un fuerte abrazo

1 comentario: