30 de abril
El título lo refleja, un cincuentón que a veces se cree Contador.
Todo parecia un día perfecto, a pesar de que la peña había decidido no salir debido a la predicción meteorológica. Temprano como de costumbre, 7'10 h. salida de casa, con ruta modificada a última hora, por si el domingo volvía a salir y no me pasase lo de la semana pasada que estaba echo polvo.
Bajada por el calero, tráfico escaso a esa hora, semáforo en verde y camión que no estaba aparacado como de costumbre.
Tomé la pista, plato grande - piñón pequeño, a todo gas. La gravilla saltaba sobre la cara, echo que sucede por esta pista, motivo, no lo sé, y no en otra. A 200 metros, una prieda, de no buen tamaño, sólo una. La esquivo con la rueda delantera, me desequilibraría un poco y al pisarla con la rueda trasera, el metro setenta y cinco y los 70 kilos con caso y zapatillas dieron contra el suelo.
Al acariciar la cara, leve recuerdo a otra caía. Al tocármela, rastros de sangre, pocos. Decidí volver sobre mis pasos, no sin antes pegarle una pata al elemento desequilibrador, la piedra.
En el retrovisor del todo terreno, el rostro no estaba muy maltrecho, pero entre ceja y ceja me notaba algo duro, que no debía ser la piel, no había tenido tiempo de secarse. Decidí volver a casa, decisión muy acertada en vista del diagnóstico.
Al llegar, clara sorpresa de toda la familia, ¿que haces aquí?. Mi cara me delataba y tras la pregunta, la confirmación, te has pegado una leche. Pues sí. Me dirigí al espejo, y seguía tocándome algo duro entre las cejas. Con las pinzas no salía. Pues nada, vámonos al ambulatorio.
Al comentarle al médico que me había caído, las preguntas de rigor, supongo para determinar los motivos de la caída. No hombre, que ha sido con la bicicleta, se acabaron las preguntas. Vamos a ver que tienes, enfermera pinzas, dame otras pinzas, estas con punta ¿?.
Al tirar, salía la rama de una palmera, eso me pareció a mí, debido al tronco que se alojó. ¿Pero doctor, como puede ser que eso tan grande se alojase entre ceja y ceja? ¿Pero si no me dolió?. Debí poner una cara o cambiar de color, blanca como la patena, por que me dijo que me acostase porque había mareado.
Pues nada, una vez extraído, antitetánica, búsquela en la farmacia. Peregrinaje por ésta, sin éxito y vuelta al ambulatorio, cabreado. Como me mandan a la farmacia, si ésta no tienen la inyección desde hace más de diez año descatalogada. Llamada a otro ambulatorio, y por suerte para mí y para mi estado de ánimo, si la tenían.
Pues nada, este incidente, me ha tenido varado, el sábado y el domingo, aprovechado para limpieza y mecánica.
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