martes, 29 de noviembre de 2011

Cambio de aceite horquilla

Cambio de aceite horquilla Fox Float RL 32 140 mm. (Mi primer cambio)
No voy a lanzar un rollo de como he cambiado el aceite de mi horquilla Fox, sino voy a explicar los errores cometidos. Como se hace lo pueden ver en estos enlaces que lo explican muy bien.

Vídeo 1:

http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=VstQX3ICbJg

Vídeo 2:

http://www.youtube.com/watch?v=FU3r3tGbn2I&feature=related

En primer lugar compré las juntas en una tienda de bicicletas en Las Palmas (Specialized). Después de patearme infinidad de tiendas de repuestos industriales, no encontré las dichosas juntas y tuve que pagar los 27 euros por dos juntas de goma y dos esponjitas.

Monté la horquilla en la burra en posición vertical para no manchar el suelo de aceite al extraer las barras. Una vez quitados los dos tornillos negros que vienen en la parte inferior de la horquilla los golpeamos y las barras deberían salir.

Pues bien, a mi me no me salía ninguna de las barras. Como era la primera vez, los nervios se apoderaron de mí. Empecé por quitar la rosca superior donde va el aire. Al primer golpe la barra se aflojó. Entonces pensé que si quitando el bloqueo, me saldría igual. No había manera.

Después de consultar y preguntar, la conclusión fue que había que seguir dando golpecitos. Y así fue. Golpecito a golpecito, hasta que las dos barras salieron. (Foto 1).

Primer error: no hay que quitar nada, salvo los dos tornillos negros de la parte inferior de la horquilla y golpecitos y más golpecitos.

Una vez extraídas las barras hay que quitar las juntas. En Bikezonatv.com las quitan con un destornillador de pala ancha introduciéndolo en su interior. Yo lo único que conseguí fue romper una. La otra la quité como indica el vídeo.

Limpieza de todo, y rellenar de aceite. Los 160 mm (pata de bloqueo) más los 30 mm (pata donde va el aire). En mi caso, más 5 mm del cartucho de aire.

El aceite que le puesto es un SAE 7.5 de Motorex (comprado en la tienda Valsebike del Cruce de Melenara). Eso de ponerle el mismo aceite de la casa y pasar por taquilla no me mola con lo que busqué un aceite que tuviese el mismo SAE. ¡Bastante me clavaron con las esponjitas y las gomitas!.

Ojo. El cartucho de aire lleva sólo 5 mm de Foat Fluid, que tampoco estaba dispuesto a pagar. Con lo que buceando por Internet hablan que es un SAE 80.

Eché el aceite y monte todo. No me bloqueaba. Monta y desmonta otra vez y nada. El problema se solucionó simplemente abriendo el rebote (dial rojo) en su posición máxima y comprimiendo la horquilla una 15 veces, hasta la fecha.

Tened cuidado si quitáis el dial azul de bloqueo que lleva tres bolitas diminutas y se pueden perder.

Como siempre, si tenéis alguna duda, un correo y si conoces una lugar donde no te claven por un par de juntas y dos esponjitas me lo dices. Gracias.

saludos


Fudenas 2.011, 29 - 30 de octubre (El reto de la satisfacción)

Se acercaban las fechas de esta prueba, para mi la primera y como en todas las pruebas, sean de competición o de paseo, escuchas comentarios de si estrenas mucho o poco. Yo, las últimas semanas estaba bajo, bajo. Me montaba en la estática por no bajar las escaleras con la bicicleta a cuestas.
Pero llegó el día 27, recogida de la bicicleta. Vino el amigo Isidoro para cargarla en el furgón y así a la mañana siguiente recogerme a las 5'30 y tirar para el puerto. Noche que obviamente, tanto yo como muchos otros no dormiríamos por el efecto del nerviosismo.

Día 28. Primeras sensaciones de la cuenta atrás, camino de la dársena del puerto. Ciclista con mochilas a las espaldas con sus resplandecientes luces rojas parpadeantes. Cada vez más numerosos. A la llegada al barco, el número se hace infinito, imposible determinar cuantos.

El embarque fue bastante rápido. Ya en el interior, caras sonrientes, cascos colgados de sus mochilas, esterillas, etc. Ambiente festivo, saludos a compañeros que coincidimos en algunas rutas, presentaciones de otros. El ambiente tenía “un olor muy especial”, incluso el rostro del amigo Serini.

Después de la algarabía de la travesía, tocaba bajar la marea de bicicletas hasta situarlas al lado de las furgonetas que habían dispuesto los militares para desplazarlas hasta Corralejo.

Fue un poco caótica, bastante mejorable. Pero analizando la organización desde ese momento hasta el domingo, en meta, excelente. Mirémoslas en su conjunto.

Alquilamos un coche para desplazarnos hasta Corralejo, pasando antes por Puerto del Rosario a retirar los dorsales. Cuando llegamos a las 13’30 horas, (a pesar que Isidoro le dio una caña al coche de mil demonios, ¡yo no me subo más con él!) estaba cerrado (o eso nos dijeron – hora del almuerzo-). Pues nada, a almorzar, restaurante recomendado por uniformado, al que pudimos darle las gracias por lo acertado y por el precio del menú. Vuelta a las 16 horas, retirada de los dorsales e igual de “follaos” para Corralejo.
Complejo bien y al lado de la salida (Baku). En sus pasillos, había un traqueteo de ciclista tirando de maletas y algunos con sus bicicletas. La cena buena y el desayuno bien. Precio muy interesante, 22 euros, alojamiento y media pensión. Gracias Boro.

Si al llegar a Morro Jable había una marea de ciclista, ni os cuento en el punto de salida. Supuestamente mil doscientos y algo. Para mi, que sólo había estado rodeado de 40 ciclistas en una macroquedada allá por febrero, me parecía una manifestación. Los pelos aún continúan poniéndose como escarpias. Bicicletas buenas, bonitas y baratas y “baratas, bonitas y buenas”. De todo. Cuando retransmiten una vuelta, a la caravana de ciclista les denominan los locutores serpiente multicolor. Pues aquí habría que decir que había un nido de boas, de muchos, de millones de colores.

Día 29. Dejamos el apartamento y nos dirigimos a la salida. Entregamos las mochilas a la organización para que nos la llevasen hasta Antigua. Firmas y recogimos la bicicleta. Le puse el dorsal, el 137. Los nervios a flor de piel, pensamientos que se entrecruzan. ¡Habré entrenado para no sufrir!, ¡llevaré la suficiente agua!.

Pero ya todo queda atrás, y el momento cada vez esta más cerca. Escho corredores (carrera) vayan acercándose a la salida. Todavía me quedaban 30 minutos. Doy un par de vueltas y me fumo un cigarrito ¡maldito vicio que me lo repito una y otras vez, y que me lo reptaría en las escasas pendientes de la isla majorera!.

Escucho por megafonía que ya es mi hora. Nos dirigimos Isidoro, Loreto y yo a la salida. Decidimos salir de los últimos para evitar los temidos percances de salidas multitudinarias. Salida con cánticos de familiares y amigos de los participantes, ¡ánimo!, ¡campeón!, ¡fotos!, etc. Salida de Corralejo, neutralizada, hasta llegar a la entrada de un camino. Bocinazo y a pedalear. Pronto perdí de vista a Isidoro y Loreto. Iba nervioso por evitar a los compañeros y por evitar los bidones de agua tirados en el suelo. Bueno no sólo había bidones, sino también gafas, calas, bombas, etc.

Aquí viene lo que decía anteriormente que era un error salir de los últimos. Cada ciento de metros me tenía que bajar de la bicicleta porque a la menor dificultad, si el primero paraba el resto corríamos la misma suerte, descabalgar de la bicicleta. Calculo que los primeros cinco kilómetros fueron así hasta que le imprimí un poco de velocidad a los pedales.

Unos kilómetros más adelante, cuando aún la serpiente era larga y los enseres de los ciclistas se podían ver tirados por los suelos, un accidente. Creo que el mismo se produjo al pisar algún bote de agua. El resto de la ruta, los accidentes típicos, pinchazos, incluido el mío. Claro no se puede llevar la cubierta como el papel de fumar.

Los minutos, al igual que los kilómetros iban pasando. No veía donde poder tomar el cafecito. Pero llegó el momento. Curva con olor a lomo. Preguntas y miradas, ¡que buen olor!. Miradas atrás, pero al final, bueno espero que el próximo bar no se encuentre muy lejos. Pero en Fuerteventura las distancias, o mejor dicho, los pueblos, o los bares, en esa zona no están precisamente uno al lado de otro. Así fue, nada más avistar a los lejos el bar, me dije, ¡quillo! ahí hay que parar. Cafecito bien cargadito y ver pasar a los compis.

De nuevo con la cafeína en el estómago, las pedaladas se hicieron más cómodas hasta llegar a Antigua. El camino fenomenal, y llegada sobre las 13.30 horas. Firma en meta, aparco la bicicleta, no sin antes mirar en que lugar, por eso de que me la vayan a rallar. Retirada de la mochila y directo al pabellón donde dormiríamos esa noche. Ducha y a comer. El ambiente en la carpa era espléndido, saludos, chistes, etc.

Por la tarde, vuelta por el recinto y comentar la ruta con otros compañeros. Conociendo a gente y hablando de los problemas mecánicos que habían tenido. Entretenida. La cena igual de bien que el almuerzo, con el aliciente que nos pasaron un vídeo de Fudenas realizadas en años anteriores.
Directo a la piltra con la esperanza de dormir algo. Y bien que dormí, aunque fuese en el suelo, hasta las 5 de la mañana. Y no se si me desperté porque a esa hora ya había murmullo en la cancha o bien porque ya había dormido lo suficiente. Hasta las siete que tocaron diana, fueron eso, murmullos, gente mandando callar, etc. La diana estuvo emocionante. Arrancó fuertes aplausos entre los compañeros.

Día 30. Después del desayuno, también excelente, tocaba preparar todo, la mochila, mirar la bici y “preguntarle a ella que tal había dormido”. Me pidió aceite para su cadena y como en ese momento llegaba una furgoneta de mantenimiento y reparación, me hicieron el favor de echarle un poco de aceite, excelente por el servicio y por que no me cobraron un duro. Muchas Gracias.

Este día no quería sufrir lo de ayer, salir el último no me convenció, con lo que antes que casi todo el mundo, estaba en la salida. A estas alturas, sólo se veía caras de velocidad. Cuando sonó la bocina, daban pedales con muchas ganas, incluido yo. Me encontraba bien. Los primeros kilómetros llevaba una cadencia que no era la mía pero ya estaba un poco alejado del mogollón con lo que no tendría el mismo problema que ayer que continuamente me tenía que bajar de la bici.

Recuerdo que al llegar al primer avituallamiento, el medio plátano me sentó de maravilla. Tanto que ahora si me sentía un ‘Contador’. Todo el camino tirando y tirando. En las bajadas a saco, eso sí, mirando a izquierda y derechas, que nadie se pegase a mi culo.

El subidón vino cuando estaba tomando café y ¡cigarrito! . Veo pasar a compis de rutas, que sábado tras sábado me dan caña. Pues nada, con la paciencia de Sancho Panza, me vuelvo a subir a la bici, y “p’alante”. Y si, este día es mi día. Los vuelvo a coger, incluso a algún pro. En fin, hoy es mi día o ellos durmieron muy mal. Imagino que será esto último.

Llega a Morro Jable enterito, sin mucho cansancio y con un gran sabor de boca. Firma y ducha.

Gracias Loren, Serini e Isidoro por vuestra compañía.

El año que viene, espero participar en este gran encuentro.

Nota: No entiendo como nos jactamos durante todo el año que los ciclistas de montaña no destrozamos, cuidamos el medio ambiente, ect. Increíble la cantidad de botellas de agua, restos de naranja, plátano, ect, había en el suelo.
Espero que la organización tome nota, y el próximo año sea motivo de descalificación el tirar objetos, de cualquier tipo, bien sea en carrera o en ruta, como indica el reglamento de otros eventos de similares características que he podido ver por Internet.